
A veces me meto allá, ves que no me ve nadie, y los espío, los veo pasar.
El hombre manejaba bien los silencios, tal vez no creía en mí desde un inicio, pero de a poco fue encontrando un escucha atento, una forma de hombro, en 15 minutos dejó claro que era bueno en lo suyo, y lo suyo ahora es lo nuestro.
Lo nuestro no iba a durar demasiado y ninguna frase de confusión fue lo suficientemenete lista como para que alguno se rinda y largue, el tema era no dejar pasar, no perder el hilo, y preguntar, con la firme intención de conocer la respuesta, de saber la verdad, de ser complacido.
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