El sabor amargo que tengo en la boca no se va con mil tic tacs, ya lo probé, tengo que enfrentar el hecho de que soy carnívoro, y la mezcla de carne y sangre es alimento, no es poético, es completamente natural.
El humor es un fluído demasiado liviano, demasiado ligero, se evapora en cada gesto a contrapelo, ya se fue, y cómo extraño ese momento. Casi no me hago a la idea de ya no ser así, de no tenerlo a mano, cada vez que aparece ya no trato, ya sé que es imposible retenerlo, a medida que crezco lo recuerdo, que me envuelva el olor de un eucaliptus , que por favor me lo traiga el viento.
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