16 de marzo de 2009

el gusto de un paroxismo

El sabor amargo que tengo en la boca no se va con mil tic tacs, ya lo probé, tengo que enfrentar el hecho de que soy carnívoro, y la mezcla de carne y sangre es alimento, no es poético, es completamente natural.
El humor es un fluído demasiado liviano, demasiado ligero, se evapora en cada gesto a contrapelo, ya se fue, y cómo extraño ese momento. Casi no me hago a la idea de ya no ser así, de no tenerlo a mano, cada vez que aparece ya no trato, ya sé que es imposible retenerlo, a medida que crezco lo recuerdo, que me envuelva el olor de un eucaliptus , que por favor me lo traiga el viento.

No hay comentarios: